MI FIEL MASCOTA

Como un pompón de payaso

bolita de color negro,

en mi bolsillo portaba

con los aires de reintegro

que hasta la casa llevaba,

que mis hijos complacientes

cuando vieron aceptaban

aquella bolita inerte.

Destetada de dos días

de bello negro azabache,

brillante como la Luna

que refulge cuando sale,

con cariño y atención

jugaba con mis chavales.

Un lecho junto al reloj

para simular el pálpito

de su madre el corazón,

jugando como un bebé

en casa el tiempo pasó

Ya en hogar no pudo ser,

pues ser joven animal

necesitaba correr,

contenta en espacio campal,

de noche se refugiaba

en casa, cual guardián,

como fiera se pensara.

Una noche de mal fario

cuando más tranquila estaba,

unos ladrones malditos

en la nave penetraban,

y allí a la negra Alba,

que así es como llamaba,

fuese a la calle expulsada,

en su entender animal

el miedo la atenazaba

escondida sin ser vista,

hasta que sus amos llegarán.

Cuando vio nuestra llegada,

alegre saltó corriendo

y en nosotros se albergara

de poder ir componiendo,

de regresar a su casa,

 donde se había criado

y con mis hijos jugara.

Feliz pasaran los años,

pues mis hijos ya moceaban,

una mañana temprana,

me la encontré muy enferma,

cáncer diagnosticarán,

desaguaron sus riñones

encharcando así su estancia,

ante tal situación,

que la pena nos colmara,

el veterinario vio

que la vida le apremiara,

planteó  necesidad

que una forma fulminara,

una inyección maldita,

que con su vida acabara.

Los traumáticos momentos

que nuestra familia hallara,

aún sigue en la memoria,

de aquel animal querido

que diera tanto de Alba.

Roberto J. Martín

Agosto 2016