COPLA A LOS
DESARMADOS
D
Roja amapola tus labios,
la
cara como la avena,
tu
corazón sin agravios
me
mantiene en esa trena.
Tus
ojos miran contentos
y
la alborada revienta,
la
luz del sol incrementa
a
todos mis sufrimientos.
Mira
tú, digna mujer,
aquel
que te haga llorar
jamás
podrá perdonar
lo
que tú, le has hecho ver.
Nunca
se puede ejercer,
ni
tampoco perdonar,
aquel
que intente sonar
para
ventaja obtener.
Que
sufran en sus solanas.
Que
maldigan al que ejerce.
Que repiquen las campanas.
Que
la razón se refuerce.
Nuestro
llanto se refuerce
y
nuestra alegría sana
le
da luz a la mañana
y
al mal pensado retuerce.
Roberto J. Martín
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