CAMINANDO A MI DESTINO
Con la broza frágil que arrebata el
viento,
por la taiga suave que la lluvia amansa,
caminan mis pasos, y mis penitencias,
con la muerte laxa que me lleva al agua,
por una laguna que florece el
loto,
se hacen caminos que llegan al alma.
Mi muerte me lleva siempre de su mano,
hasta el claro bosque que encuentra bonanza,
veredas floridas que el resentimiento
nos lleva al destino que el tiempo
reclama.
Compañera amiga que cuida tu entorno,
bajo erguido árbol, de este gran templo,
mi morada oculta, acogerá mi cuerpo
y posará mi alma, -es mi carne ejemplo-,
estoy protegido cubierto de
asombro
y mi cuerpo gima, que ante Ti yo temo.
Roberto J. Martín
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