Ya su manto extendió
la noche endrina;
abrigando el jardín de las estrellas,
para escoger de entre ellas la más fina
y comparar contigo la más bella,
tenerla entre mis manos me fascina,
poder estar contigo cual centella.
Mirar tu bello rostro como rosa
de terciopelo suave y más hermosa.
Extiendo mi mirada en lejanía,
buscándote en la sombras de la noche,
con deseos de encontrarte
yo tenía
sin tener que hacer ningún
reproche,
al palpitar mi
pecho en sintonía
poder acariciarte
con derroche.
¡¡Quisiera dar contigo y abrazarte!!
ceñirte entre mis brazos para amarte.
En la arena del mar busqué tu nombre,
buscándolo revuelto entre las olas,
grabarlo en éste pecho que se asombre
el otro atardecer rojo amapolas
ver que tus labios grana sienta al hombre
y tus ojos de miel me tenga a solas.
En noche negra, al fin te presentí
en fría cama soñé tu frenesí.
Roberto J. Martín González
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