«UNAS HORAS CONTIGO»
Siento como mi pecho va jadeante,
después de la guerra del amor,
batalla realizada sin temor
sobre el cuerpo de hechura impresionante.
Ya dormida y extenuada, tu semblante
placentero, es inerte sin pudor,
tú, cubierta empapada en el sudor,
y excitada en el sueño del amante.
Quedando en la sonrisa tu candor,
satisfecha agradecida de la vida
observar mi postura ya admitida,
de acoger tu mirada con fervor.
Acoger con mis brazos tu semblanza
proponer en tu vida la esperanza.
Roberto J. Martín

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